El viernes es el día en el que comienza el desmontaje del campamento. Curiosa actividad en la que participamos los últimos miembros del Grupo que estamos por allí. Además se aprovecha para dar un paseo por Lourdes pueblo y hacer las últimas compras, regalos, etc., para llevar a casa.
La obligada visita a la zona alta de la ciudad y a la bonita panadería de centre ville.
Lince Audaz visitando el monumento al Mariscal Foch, nacido en Tarbes, héroe de la primera guerra mundial. Anecdóticamente, la estatua de Foch fue el único monumento dejado indemne por los nazis, tras la destrucción exhaustiva del lugar, destinada a privar a los franceses de cualquier recordatorio del armisticio de 1918.
La hora de la última comida en el Campa de este año, servida por el equipo de servicio compuesto por Flecha azul y Castor laborioso, ambos muy en su papel.
Flecha azul insistía en lo de sacar la cocina de campaña al jardín. Se está convirtiendo en un excelente cocinero...
El digestivo postre (Ananas comosus) adornado con roseta fue una sorpresa preparada por nuestro genial cocinero Aguila vigilante.
En el Campamento utilizamos un frigorífico grande, dos pequeños y un arcón congelador. En los pequeños almacenamos las bebidas. Aquí podéis ver el estado de uno de ellos, -en las últimas-, con unas cuantas latas de refrescos.
Aguila vigilante exigiendo responsabilidades y preguntando porqué han sobrado este año tantos paquetes de Artinata... bueno, todavía falta casi un día para irnos, ya les daré salida...La galleta Artinata, nació en los años treinta en Bilbao (jejej). El libro "Artiach. La fábrica de galletas de Bilbao" describe esta galleta como una derivación de la Cocochu, con un "relleno de crema, y el añadido del aceite de coco cumple su objetivo: se licua a 37 grados, con lo que al meter el barquillo en la boca se produce inmediatamente una sensación de frescor por la reacción del coco. Años después crearon otras galletas siguiendo esta línea: Artiturrón, Artichoco, Artiavellana, Articoco, Artilimón, etc. Pero ninguna como la original ARTINATA, la galleta del Grupo Pañoletas Blancas.
La relajante tarde comentando resultados y previsiones para otra ocasión.
Haciendo cuentas, revisando listas... es que además de cocinero es nuestro tesorero oficial...
Al anochecer bajamos a la Gruta para despedir el Campamento, poner unas velas y estar un rato disfrutando de la belleza y espiritualidad del lugar.
Nuestra última biere en la "oficina scout" de Lourdes, Le Cintra. Nos despedimos de Jean Pierre y de Juliette y decidimos irnos a cenar a un ristorante italiano...
En el camino al ristorante nos encontramos con este curioso escaparate en donde se exponian todo tipo de incunables ropajes hechos con lana de los pirineos. Fue como regresar al siglo XIX...
No nos pudimos resistir a tomar un vinito en un bistrot regentado por un hombre de Donibane Garazi, con ikurriña y todo.
La cena, la única que efectuamos fuera del Camp, fue toda una explosión de colores y sabores. Aunque después de haber probado el Pesto Genovese...
Flecha azul no podía terminar su plato a pesar de los intentos por convencerle que hizo el aguilucho...
Terminada la cena salimos a la calle en busca de emociones un poco más fuertes... Los detalles los comentaremos en otra ocasión...
La soledad del mando... Copita de cava y añoranza de los tiempos en los que el Atlhetic ganaba copas por ese mundo...
La relajante tarde comentando resultados y previsiones para otra ocasión.
Haciendo cuentas, revisando listas... es que además de cocinero es nuestro tesorero oficial...
Al anochecer bajamos a la Gruta para despedir el Campamento, poner unas velas y estar un rato disfrutando de la belleza y espiritualidad del lugar.
Nuestra última biere en la "oficina scout" de Lourdes, Le Cintra. Nos despedimos de Jean Pierre y de Juliette y decidimos irnos a cenar a un ristorante italiano...
En el camino al ristorante nos encontramos con este curioso escaparate en donde se exponian todo tipo de incunables ropajes hechos con lana de los pirineos. Fue como regresar al siglo XIX...
No nos pudimos resistir a tomar un vinito en un bistrot regentado por un hombre de Donibane Garazi, con ikurriña y todo.
La cena, la única que efectuamos fuera del Camp, fue toda una explosión de colores y sabores. Aunque después de haber probado el Pesto Genovese...
Flecha azul no podía terminar su plato a pesar de los intentos por convencerle que hizo el aguilucho...
Terminada la cena salimos a la calle en busca de emociones un poco más fuertes... Los detalles los comentaremos en otra ocasión...
La soledad del mando... Copita de cava y añoranza de los tiempos en los que el Atlhetic ganaba copas por ese mundo...(Continuará)
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